Los queremos invitar a un lugar que se encuentra entre el que habitan ustedes y el que visitamos nosotros.Tenemos la sospecha de que los relatos sólo existen cuando los contamos. Los podemos contar porque estamos en ellos. Cada uno de nosotros tiene un relato silencioso que le habla desde adentro. Conviene escucharlo pues sumado a nuestra voz tiene la posibilidad de incrementar nuestra intensidad en el mundo.Ante la ansiosa aparición de lo nuevo a veces olvidamos que, tal vez, desde la inmemorable existencia de la aritmética, de la serie infinita en que navegamos, podemos provenir del polvo de una estrella, de la división de una célula o de la maldita palabra huérfana.  Con más muertos que vivos en esta tierra, no podemos confiar en la eternidad de los edificios pero sí en la imperecedera elaboración de la lengua. La voz no será jamas la mera exteriorización de una palabra sino un ritual con que se consuma un saludo sincero.
Estamos acá de manera involuntaria y debemos elegirlo. Si no elegimos, no devenimos hombres ni mujeres. El amor con que fuimos concebidos nada tiene que ver con la violencia de ser irreductibles en esta tierra. Probablemente por esto erramos para perdernos sabiendo que es un acierto.Nuestra forma de elegir estar acá es dando cuenta de que lo vivo vivo está. Vive porque sabe que la muerte ya es. Una palabra, una fuerza, un aliento. Al mirar, no podemos documentar lo que nuestra cámara no interfiere. Pero sí podemos documentar el movimiento alrededor. No podemos fotografiar el tiempo pero si la arena cayendo. Todo aquello que el relato pone en acto para ser contado otra vez.Nos fuimos lejos porque acá, es decir, con ustedes, no podemos encontrar lo sagrado del ritual pagano. De vuelta, no hay nada que podamos traducir. En todo caso, confiamos en que en nuestra voz se reconozcan las huellas de los relatos que dan forma a ese lugar. De los caminos de los mitos que pronuncian los desvelos.Volver muchedumbre el vaticinio. 
Los queremos invitar a un lugar que se encuentra entre el que habitan ustedes y el que visitamos nosotros.